Mutilación genital femenina, aún sin erradicar

Un recorrido por la cultura que defiende esta polémica práctica

El choque de tradiciones es uno de los lastres que acarrea el intercambio cultural. A pesar de que la riqueza cultural nos beneficia a todos ampliamente, es necesario advertir las tradiciones que afectan al libre ejercicio de los derechos fundamentales.

Por ello, la mutilación genital femenina es tema de disputa desde hace muchos años. Desde nuestra visión occidental actual, no hay discusión: es una práctica inaceptable sin justificación alguna que atenta contra la vida de muchas mujeres. Aun así, conocer el por qué y el origen de este tipo de prácticas nunca está de más. Vamos a hacer un breve recorrido cultural, a conocer el proceso anterior y posterior que engloban a esta práctica, y por último, a aprender a identificar los tipos de ablación de clítoris que existen.

Aquí un mapa de los países en los que se lleva a cabo esta ceremonia, por porcentaje de mujeres afectadas: menos del 11% (en este caso se trataría de algunas etnias o de inmigrantes procedentes de países en los que sí se realiza), entre el 11 y el 25%, entre el 25 y el 50%, y por último, más del 50%.

Los Dassanech son una de las tribus que hoy día continúan realizando la ablación femenina. Habitan Etiopía, Kenia y Sudán del Sur, y según Joshua Project 1000 de los más de 40000 que existen, habitan en ciudades. Su idioma es el Dassanech, y en este artículo nos centraremos en su historia para explicar la mutilación genital femenina.

Esta tribu se divide en clanes, que vienen a ser las familias. Se casan entre estas, y no pueden hacerlo los miembros de la misma. Cada cabeza de familia puede tener más de una mujer, lo que a veces provoca conflicto entre las mujeres. Las mujeres llevan peinados en función de su estado de relación, es decir, indicando si están solteras, con novio, o casadas. A los niños, cuando llegan a cierta edad, se los circuncida. No está clara la edad a la que se les realiza este corte, porque se trata de una tribu que no cuenta la edad, pero oscila entre los 13 y los 17 años. Cuando se les realiza esta práctica, se les envía a una vivienda más alejada de la tribu en la que viven en grupo. 

Dos mujeres y un niños Dassanech (Gonpoullet)

La práctica que se les realiza a las niñas es más dolorosa, y tiene un trasfondo religioso. Más o menos a la misma edad, entre los 13 y los 17, las niñas se enfrentan a la extirpación del clítoris. Esto se les hace a todas las jóvenes de la tribu, pero para la hija mayor, según Góngora Poullet, esto forma parte de un ritual llamado ‘dimi’. Esta, dura alrededor de cuatro meses. Los jefes de la tribu indican al padre de familia cuántas vacas deben sacrificar para dar de comer al resto durante el tiempo que dure la ceremonia. 

Cuando la hija se case, el padre reclamará al marido la misma cantidad de vacas que sacrificó en su momento. La práctica ha evolucionado relativamente, aunque nunca ha dejado de hacerse. Actualmente, solo cortan la parte superior. “Es muy doloroso, todas nosotras lloramos”, indica una niña de 16 años que sufrió esto cuando tan solo tenía 13. Según esta niña, una mujer te sujeta por la espalda, otra por la pierna derecha, y otra por la izquierda. Una vez terminado esto, las niñas pasan un mes fuera de la tribu “hasta que deja de sangrar”.

Vídeo que muestra la tribu Dassanech, con testimonios de algunas afectadas

Cada clan de esta tribu tiene un poder, puede ser el fuego, el agua, el viento… Estos poderes, no los usan para hacer el mal, sino que los lanzan a los otros para hacerlos mejores. El clan Kelele, por ejemplo, tiene el poder del fuego. El trasfondo de la mutilación que le realizan a las mujeres, reside en que creen que si no lo hacen, los miembros de su familia irán muriendo poco a poco.

Existen muchos tipos de mutilación genital femenina, en esta infografía los detallamos:

El primer tipo, implica la extirpación total o parcial del clítoris. El segundo tipo, se trata de la extirpación total o parcial del clítoris y de los labios menores. El tercer tipo, un poco diferente, es el estrechamiento de la vagina, cortando y recolocando los labios menores. Esto se puede revertir cortándolos en la noche de bodas o en el parto. Hay muchos más tipos, como la perforación, cauterización o incisión del clítoris.

El problema no queda en la intervención primera que se realiza para extirpar el clítoris, también puede acarrear graves problemas físicos o psicológicos. Según ACNUR los primeros pueden ir desde fiebres y dolores intensos, hasta infecciones urinarias o hemorragias. También puede desembocar en problemas graves en el parto. Con respecto a las consecuencias psicológicas, las primeras pueden ser el estado de shock, pero pueden llegar a derivar en graves traumas o trastornos mentales.

En resumen, se trata de una práctica muy polémica por las atroces consecuencias que conlleva. La mutilación genital femenina no tiene ningún tipo de base científica. ¿Debemos respetar cualquier práctica tradicional por pertenecer a otra cultura? ¿Podemos juzgar una cultura ajena desde una visión occidental? Posicionarse ante una cuestión como esta es importante, hacerlo con conocimiento, aún más. Debemos elegir si para nosotros prevalece la libertad de ejercer una tradición, o el libre ejercicio de los derechos humanos.

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